martes, 3 de agosto de 2021

Rumbo a Sirio, de la poeta Norma García Coirolo

 

Pasión

Si pudiera detenerte,

en mis ojos, en mis dedos,

en mis labios, aguardarte,

estrellarme en tu pecho,

en tu ser…morirme luego

y que me mires de frente

y que me abraces, muy fuerte,

hasta dejarme floja, blanda,

quieta, laxa, abandonada,

queriendo herirte, morderte,

con mis uñas, con mis dientes.

Por eso te busco,

te aguardo en silencio,

me mueve tu voz, tu cuerpo,

tu andar, elástico, diferente

tu carcajada sonora,

razones, de sinrazón,

de una pasión elocuente.     


            

 La voz dormida

 Estoy sentada aguardando,

recostada a la guitarra,

que tiene su voz dormida,

junto a la mía callada.

Y mis dedos no recorren

sus cuerdas buscando el eco,

de mi tristeza dormida,

de mis gritos apagados,

de mi amor buscando

el tuyo, desde aquí

por ti aguardando,

traduciéndome en palabras,

escritas, garabateadas.

Naciendo de allí, mi voz,

mi querer desesperado,

la mueca de mi sonrisa,

al estar por ti aguardando,

callando mi sentir nuevo,

esperando tú reencuentro.

Sentada estoy, recostada

al respaldo de la cama,

ya no buscarán mis dedos

el sentir de mi guitarra,

ya no sentiré tu voz

quebrarse en una tonada,

pronto entregaré mi cabeza

al sueño sobre mi almohada,

aguardando despacito

tu llamado en la mañana.



 

 

Diario del Domingo

Porque la distancia se cubre con palabras

con recuerdos que flotan en la voz,

con silencios ahogados por la risa,

por lágrimas que caen del corazón.

Y un domingo de junio, desando mi camino,

regreso por mi playa, regreso con el sol,

la ventana convierte la tarde desvelada,

en aurora pintada, y regresa tu voz,

tu ausencia ya no duele, te espero en mi canción.

Si abrazar yo pudiera tu cabeza querida,

besarte por la nuca, morderte despacito,

jugar con tus orejas, acariciar tu cuello,

acunarte en mis brazos, escucharte dormir.

Esperar que me cuentes tus noches y tus días

mirarme en tus ojos, aguardar que sonrías,

que borres la tristeza de mis noches sombrías,

y sentir que me quieres, te quiero y estoy viva,

y se ahoga la pena, y la distancia misma

y estás y estoy y somos, sin engaños, sin trampas

jugándonos los dos hacia la vida.





 

Aprendí

 

Aprendí

             que la palabra

no siempre significa

la esencia que pretende

la raíz de la misma.

Aprendí

             que no encierra

el valor que me indica

que gastada resuena

apagada y vacía.

Y el gesto

               se convierte

en fuerza desmedida,

en mirada profunda,

en caricia encendida.

Y el silencio

               recobra

la materia distinta,

la clara consistencia

de la verdad sencilla.



El Mar

 

El mar

cresta gigante

de arena y sal

se abate impulsada

por el viento

y se estrella

contra el murallón

de granito.

Golpea violento

y se esparce cuál

lluvia marrón

sobre el asfalto

empapado

de la ciudad

en penumbras.

La ola de espuma

arranca el fondo

lo levanta

y lo proyecta

cuál guadaña

destructora

que siega

la vida

y la esperanza.

El sonido atronador

estalla

en el silencio.

El mar reclama

cuál avalancha

su lugar

infinito

en el tiempo.



 

Los recuerdos

Los recuerdos se engarzan

en las crestas del día.

se parecen a cuentas

de un hermoso collar.

Los recuerdos vacilan

te atrapan, te golpean

te acunan en la noche

como las olas del mar.

Los recuerdos perduran,

las palabras resuenan

se sienten en los labios,

se instalan sin piedad.

Los recuerdos regresan,

se adueñan del presente,

te encuentran distraído,

te asaltan y se van.

Los recuerdos te llevan

de paseo al pasado,

te conmueven, te estrujan

te vacían el alma

no queda nada ya.

 

 

 


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