martes, 27 de octubre de 2020

El pueblo y la nube de la escritora Norma Pascual.



Norma Pascual nació en Cerro Chato, Dpto. de Durazno, Uruguay donde cursó primaria y secundaria. Luego Preparatorios de Abogacía libre en Melo y también inglés. Fue autodidacta dictando clases de literatura en su pueblo, hasta que se mudó para Paso Carrasco donde se dedicó a dar clases particulares de inglés y literatura. Actualmente vive en Pando, allí ha integrado diferentes talleres literarios en la Casa de la Cultura, particulares y on line. En la actualidad cursa el taller La Bitácora. Participó en la tercera, cuarta y quinta edición del libro colectivo Agrupando Sueños. Ha obtenido algunos reconocimientos en concursos.

El pueblo y la nube

La estación del ferrocarril estaba enclavada en el medio de un terreno amplio, la imagen del edificio central con techo a dos agua y grandes entradas a ambos lados que llevaban al andén de chapas de zinc y columnas de madera desparejas, aún permanecen en mi retina. Detrás el galpón, sus portones fuertes y viejos denotaban el paso del tiempo. Como la estación estaba en el medio del pueblo, podías pasar a través de una cruceta para la otra mitad del lugar donde se veían casas antiguas, altas, con sus puertas y ventanas largas con postigones de cedro. Delante un terreno baldío se  había convertido en una especie de fuente donde permanentemente croaban las ranas con su llanto lánguido y nostálgico. Las vías dividían el pueblo, pero también lo unían. Por allí una nube verde danzaba de acá para allá. La nube traviesa subía y bajaba sorprendiendo a la gente distraída, menos a María porque ella la estaba esperando.


La nube verde acompañaba a las personas que caminaban paralelo a los rieles del tren, cuando alguien cruzaba la estación ella perdía su forma ovalada y parecía desflecarse. A los niños generalmente los seguía ya que a ellos les fascinaba transitar por las vías. Entonces descendía en caída libre y los chicos brincaban queriendo agarrarla pero la traviesa levantaba vuelo y no se dejaba tocar. Las madres no la veían por lo tanto pensaban que sus hijos tenían mucha imaginación para jugar de esa manera. Pero como les conté, María, madre de uno de los niños, sí la veía, a veces ella también corría y saltaba jugando a quien la tocara primero.!Era muy divertido! 

En algunas ocasiones tenía una forma de cara regordeta con unos cachetes inflados, parecía que estaba soplando, el verde se tornaba más intenso y los chiquilines que la perseguían enloquecían por atraparla. 

Un día el tren no pasó más, las vías se cubrieron de pasto, la nube verde desapareció. Cuenta María que la vio, con los ojos semi-cerrados y los cachetes desinflados, sumergirse en la fuente donde croaban las ranas, allí mismo donde ahora está el edificio del Banco República.


miércoles, 21 de octubre de 2020

La Casa de las Palabras, de la escritora Uruguaya Laura Santestevan.

 





Laura Santestevan, Escritora uruguaya, residente en Salinas. Publicó 5 libros propios: “Amortajadas y hablantes. William Faulkner y el otro sur” (ensayo literario); “Al borde de las columnas de Hércules” (colección de relatos de viajes); “Vaz Ferreira, Hegel, y las prácticas sociales uruguayas en las 1as. décadas del siglo XX” (ensayo); “Dante y lo femenino” (ensayo literario); y “El espejo y la lámpara” (novela). Publicó cuentos, relatos, ensayos y poesías en múltiples antologías en su país y en el extranjero. Su obra fue publicada en revistas, y diarios on line como Agencia Uruguaya de Noticias. Obtuvo Primeros y Segundos Premios, múltiples Menciones Especiales, Menciones de Honor y Reconocimientos, asistido a eventos, congresos, seminarios, y lecturas en centros culturales y educativos donde ha sido invitada. Participó en programas radiales y televisivos en su país. Posee estudios de nivel terciario en literatura. Se desempeña como licenciada en trabajo social en el área de salud mental.

LA CASA DE LAS PALABRAS

 Los poetas y narradores sabían que nadie iba a brindarles las palabras que ellos necesitaban. Podían recorrer librerías, bibliotecas y edificios enteros de libros antiguos y modernos, alfabetos diversos y letras de toda índole, forma u origen, diccionarios especiales y todo tipo de enciclopedias. En épocas más actuales, sabían lo fácil que era utilizar las herramientas de los procesadores de texto, así como el diccionario automático para corregir errores ortográficos o buscar algún “sinónimo”. Incluso pueden entrar a google y rastrear cuanta información quieran del tema que se les antoje.

También podían, aún en estos tiempos, consultar a grandes maestros de las letras, vivos o muertos, o quedarse sentados en su silla de escritorio, o en una roca del mar esperando que las palabras vinieran solas. Asimismo podían ponerse a rezar: “¡Canta, oh, diosa!, la cólera del Pelida Aquiles…”, o tratar de entrenarse repitiendo: “En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme…”, o bien “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento…”, a ver si se les aparecía una continuación novedosa y ocurrente.

Pero nada pasaba. Hasta que algunos poetas y narradores descubrían por sí solos dónde y qué debían buscar.

Primero tenían que sentir un pequeño toque en su propio pecho, del lado del corazón, un latido evocador que de pronto, surgía solo. Luego, empezaba la verdadera búsqueda, aquella que conectaba ese sacro latido con alguna cosa o alguna casa enorme, no sabemos si infinita, alojada en un lugar muy pequeño e invisible escondido en algún rincón del complejo cerebro, para peor recubierto por unas piezas muy duras e infranqueables llamadas cráneo, y que más valía que no fueran a romperse nunca.

Allí pues, en algún lugar recóndito del cerebro y del alma, presentándose bajo la forma de capas subjetivamente superpuestas funcionando con bastante autonomía pues no siempre querían dejarse ver, estaban las palabras, que debían buscarse con mucho esfuerzo, a veces dolor y hasta alguna lupa, entre las tripas intrincadas del órgano cerebral, formado por tubos húmedos y entremezclados, parecidos a los intestinos.

Por si este hallazgo costara poco, luego debían unir las palabras con todo tipo de recursos y amuletos, pronombres, artículos, conjunciones, interjecciones, preposiciones, contracciones, sintagmas, subordinaciones, signos de puntuación, paratextos, etcétera, etcétera, etcétera.

Se cuenta que para muchos poetas y narradores esta tarea se asemeja a un trabajo de parto. Algunos sienten que realmente están pariendo un hijo. Otros, que ya podrían morirse más o menos tranquilos luego de terminar su libro.

También los hubo que morían sufrientes y agónicos en pleno intento de dar a luz su creación.

 


miércoles, 14 de octubre de 2020

El Poeta Rubén Saura, comparte su verso.

                           
 

  Rubén Ernesto Saura
Poeta Argentino  
Residente en Vicente López - provincia de Buenos Aires.
 Encargado de personal no médico en clínica de cuidados paliativos.
 Además desde el 13-12-2006 hasta la fecha, Coordinador del taller vivencial “¡De Tal Palo..! Orientado a la escritura en el instituto municipal de rehabilitación de personas ciegas o baja visión: Josefina C. de Bignone.
Profesor de Yoga - Reikista y Masajista.
Estudios secundarios completos-
Estudios terciarios de periodismo.
En el año 2007 fue presidente de la seccional Delta bonaerense de la Sociedad Argentina de Escritores, (SADE)
rubensauraescritor@gmail.com
rubenpoesya@gmail.com
celular 11-4440-4878

    ¿?     


¿Necesita leer, el escritor?

¿Necesita una musa, el poeta?

¿Necesita escribir, el lector?

¿Necesita un Dios, el profeta?


¿Es verdad qué todos mientes?

¿Es mentira qué todos saben?

¿Es sabio que todos digan lo que sienten?

¿Tiene sentido qué todos hablen?


¿Hay preguntas sin respuestas?

¿Hay éxito sin sacrificio?

¿Hay desafíos sin apuestas?

¿Hay profesión sin oficio?


Tal vez si,

          Tal vez no,

                                 Tal vez.





BÚSQUEDA    


Eran el día y la noche,

la tempestad y la calma,

el elogio y el reproche,

eran el cuerpo y el alma.


Un día, así de repente,

se cruzaron sus miradas,

ella la guardó en la mente,

él, la escondió entre las sábanas.

Desde entonces, ella busca al dueño

de esos ojos que la cautivaron

y él ha perdido el sueño,

recordando el día que se miraron.


Ella, el amor de su vida.

Él, un poeta enamorado.

Ella, con la mirada perdida.

Él, buscando por todos lados…


…entre las sábanas,

         …dentro de los sueños,

                   …en todas las miradas












jueves, 8 de octubre de 2020

Aguas de Invierno de la poetisa brasileña Jussara Nodari Lucena

JUSSARA MARIA NODARI LUCENA    

Brasileira, reside na cidade de Porto Alegre, Rio Grande do Sul.

Graduada em Pedagogia e Ciências Jurídicas e Sociais. Possui contos e poemas premiados  e publicados em Antologias  e Seleções  no Brasil,

Portugal e Uruguai. Publicações solo : “Esta pele que eu não quero mais”,

contos”. De Rosas e Punhais”, poemário. Edição Prêmio no Concurso GMH - Editorial, Lisboa, Portugal. Em conjunto com o escritor uruguaio Nelson

Guerra, publicou: Pindorama  -Terra  de Palmeiras”, poemas, edição bilíngue português/espanhol.Traduziu para o português Quando el corazón tiembla/Quando estremece o coração, da escritora uruguaia Yolanda Clavijo. Edição bilíngue espanhol/português.

jussaramarial@yahoo.com.br

ÁGUAS DE INVERNO

                    Jussara Nodari Lucena


As águas teimosas

deste inverno

não cessam.

 

Nesta tarde encharcada pela chuva

despencam cascatas

dos beirais

das casas antigas e cansadas

de chamar em vão pelo sol

alheio

indiferente.

 

Nas vidraças

- olhos embaçados dessas casas -

lagrimas opalinas

traçam sulcos

formando

desconsoladas trilhas.

 

Magoadas pela chuva

madressilvas

suspiram úmidos perfumes.

Em suas penas murchas,

pássaros sem canto

carregam

saudades  do  verão.

 

E  por sentença

- inapelável -

estamos nós condenados

à prisão perpétua

de líquida solidão.



AGUAS DE INVIERNO


         Traducción: Escritor Nelson Guerra

 

Las aguas tercas

de este invierno

no cesan.

 

En esta tarde encharcada


por la lluvia

bajan cataratas

de los aleros

de las casas antiguas y cansadas

de llamar en vano al sol

ajeno

indiferente.

 

En los vidrios

-ojos empañados de esas casas -

lágrimas opalinas

trazan zurcos

formando

desconsolados trillos.

 

Apenadas por la lluvia

madreselvas

suspiran húmedos perfumes.

En sus plumas marchitas

pájaros sin canto

cargan

nostalgias del verano

 

Y por sentencia

 - inapelable - 

estamos condenados

a prisión perpetua

de líquida soledad.


viernes, 2 de octubre de 2020

Alma en tinta, de la poetisa argentina Alicia Salazar.


 

ALICIA MARÍA SALAZAR

Carlos Casares- Buenos Aires, Argentina. Poeta, Escritora, Gestora Cultural. Secretaria Zonal y Directora  Infanto Juvenil de SIPEA ARGENTINA. Organiza Encuentros y Certámenes Literarios Nacionales e Internacionales.

Autora del Libro “Alma en tinta” (2017), publicó en más de 90 Antologías, participa en Certámenes Literarios donde obtuvo numerosos e importantes Premios. Destacada por el HCD de Carlos Casares, por la Cámara de Diputados de la Nación (2019). Premios Internacionales: “Arco de Córdoba,” “Cóndor de Mendoza.” Estrella del Sur desde Uruguay al Mundo” Premio “Mujer y Arte, Foro Femenino Internacional.” Personalidad destaca en la Cultura por SER La Plata. Jurado en Certámenes Nacionales e Internacionales. Miembro de IFLAC, y de WWPO (Organización Mundial por la Paz)


Resurgir


Cuando el silencio envuelva la nostalgia

y se adueñe de mis sueños

se acunarán los sonidos.

Acecharán los recuerdos atrapados en el tiempo,

embriagados de aroma, de jazmines de otoño

jugando en el aire, acariciando el viento.

Cuando se desvanecen los años

se apague el encanto,

y se tiña la vida de cálidos matices

arrullaré en mi alma un cumulo de vivencias.

Vertiginosa osadía de las agujas del tiempo

recorrerán las huellas de la piel abierta.

Cuando todo sea calma

suspendida en el tiempo,

entre pliegues de olvido

vibrarán mis sentidos.

Entonces…quizás

al despertar un nuevo día

con sabor a esperanza,

mientras mi corazón late y mi mente gira

y un brillo dorado otea entre las nubes

desde abajo, desde el principio

aún así, resurgiré…



Reminiscencia


Tú me traes los silencios necesarios

en el desliz de las vastas horas,

en la intensa noche que me habita

y se burla mostrándome su sombra

encenizando el aire de poesía.

Tú me traes la nostalgia subyacente

atesorando los instantes compartidos,

deseo asirlos en el alma, retenerlos

pero escapan y huyen con el viento

me dejan tan solo este lamento,

un paisaje vestido de hojarasca

entre desvaídos matices otoñales.

Tú me traes la apacible calma,

cuando emerge el dolor, solitario, distante

ese dolor que tiene la piel entretejida de palabras,

donde la soledad no es de nadie

y un designio, como un espeso lodo

impone su reinado en la memoria.

Tú me traes esas ansias de esperanza

los años del asombro y la ternura,

entre lágrimas, con luces de rocío,

voy buscando…el rumbo, o tal vez algún recuerdo

en la noche, o en el alba de un verso

allí donde se detuvo el tiempo,

tú me traes a la vida nuevamente…

    








Dozante Arromanzado.

El Dozante Arromanzado Presenta dos estrofas. La primera es de doce versos, con rima asonante en los versos pares, y los impares sueltos (ig...