Juan Carlos Rodríguez
Periodista y escritor, nació en Junin y reside en Venado Tuerto (Santa Fe) Argena. Es Miembro Académico Internacional de la Academia Norteamericana de Literatura Moderna. Es Miembro de la Asociación Popular Uruguaya de Cultura Nacional e Internacional y de la Asociación Uruguaya Literatura y Arte (AULHA). Fue designado Embajador de la Palabra en Argentina por la Fundación César E. Serrano de Madrid. Es Director Ejecutivo de la CONLEAM (Confederación Latinoamericana de Escritores, Artistas y Poetas del Mundo). Ha sido incluído en el Directorio Mundial de Literatura, Historia, Arte y Cultura, de México, por sus méritos en el ámbito literario y cultural. Formó parte de la Antología 100 Poetas por la Paz en 2017 y en 2018 y de la Antologia Voces del futuro por la paz (2020). Ha recibido los premios Hijo del Sol (otorgado por Ancestralia SL, San Lorenzo), Victoria Destaque (Uruguay), Cóndor Mendocino, Obelisco de Oro, Atrezzo Group, Gaviota de Plata, Award the Best y Arcángel San Gabriel. Es integrante del Consejo de Paz de la República Argentina. Ha publicado los libros Cenizas (con otros poetas venadenses), Gritar que tanto amor es posible, Desnudar tus mieles, Delinquir sobre tu vientre, Tarea Imposible, Narcisos en los labios y Pasión interrogada. También escribió un libro de revisionismo histórico, La mirada implacable del “Gato” Smith. Ha ganado varios concursos en poesía y narrativa. Este año participó en varios encuentros virtuales en Argentina y otros países. Está incluido en varias antologías americanas. Participa del blog Mis Poetas Contemporáneos y forma parte del Movimiento Poetas del Mundo y de Cien Poetas por la Paz.
La rutina no es opción
Quizás no sepas
que puedo amar de maneras escabrosas
dramáticas e intensas.
No me gusta ese amor
por turnos,
ahora me toca a mí, ahora te toca a vos,
ordenemos esta secuencia,
empecemos de nuevomás prolijamente.
El aburrimiento,
el final pálido de la rutina,
no son opciones.
Ni rompernos como cáscaras
ni deshacernos como
cucharadas de humo.
Quiero quererte como se me antoja
no pedirte permiso
cabalgarte sobre una silla
dormirme sobre tu cuerpo
planear sobre tu entrepierna
lavar las sábanas para volverlas a ensuciar
y que las montañas se sacudan
a tu paso.
Entonces sí,
nos morderemos
en noches desangeladas.
Llamarte a cada rato
En estos días
sacudidos por desesperaciones,
impregnados de tormentas,
de resignaciones varias,
siento que puedo acostarme a la vera
de tu frontera lateralesa que linda con la cordillera
donde hay rocas y arenas,
la piel de tus playas
y el águila socavando a la ballena.
Los temblores no son del sismo
son del orgasmo que te interpela
en tanto yo, como siempre en otra cosa
después del clímax tomo ese tinto
que me recuerda a bayas, y también a canela,
me acurruco en tu regazo indolente
y me quedo dormido
para poder escucharte entre sueños
mientras preparas las tostadas
las untas con tu miel
y vuelves a la cama,
me retas por la copa derramada
y tu acento tiene sabor a revancha.
Siento que quererte es llamarte a cada rato
mientras comes semillas como los gorriones.
En ese mágico momento
me olvido de la revolución
y me rindo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario