Otro rumbo, de la escritora Uruguaya Norma Pascual.

Norma Pascual  nació en Cerro Chato, Dpto. de Durazno, Uruguay donde cursó primaria y secundaria . Luego Preparatorios de Abogacia  libre en Melo y también inglés. Fue autodidacta dictando clases de literatura en su pueblo, hasta que se mudó para Paso Carrasco  donde se dedicó a dar clases particulares de inglés y literatura . Actualmente vive en Pando , allí ha integrado diferentes talleres literarios en la Casa de la Cultura, particulares y on line. En la actualidad cursa el taller La Bitácora .Participó en la tercer, cuarta  y quinta edición del libro colectivo Agrupando Sueños. Ha obtenido algunos reconocimientos en concursos

OTRO RUMBO

Entre las chilcas mustias y polvorientas, a la vera del camino culebrero, se hamacaba un carro destartalado, yendo de acá para allá debido a lo desparejo del sendero.El polvo cubría con su color grisáceo los rancheríos de donde salía niños semi-desnudos, con los mocos colgando.El Ruperto gritaba tratando que el carro avanzara, levantaba el rebenque y su cara enrojecida denotaba su ira porque el animal no podía dar un paso más.El hombre necesitaba salir del rancherío rumbo a la ciudad donde lo esperaba los contenedores repletos de basura, si demoraba un poco más vendría el camión que justo los lunes pasaba más temprano .Además el fin de semana se acumulaba ‘buena mercadería’ ,más aún cerca del shopping, pero con este caballo acalambrado no iba a llegar a ningún lado.

De pronto el hombre cambió de actitud, bajó del carro ,lo desprendió y soltó al animal.No sabe bien por qué aquel día miró con ojos piadosos al caballo que con dificultad caminaba rumbo al barranco buscando comer el pasto aún húmedo por el rocío.El Ruperto se sintió extraño, toda su vida había transcurrido recolectando basura, lo había heredado de su padre, quien a su vez lo había heredado del suyo. 

El hombre se detuvo miró a los niños y pensó: 

-Un día no muy lejano esos gurises semi-desnudos, con los mocos colgando serán mis próximos herederos.

La rabia se apoderó de él, con los ojos inyectados de lágrimas, con las mandíbulas contraídas empezó a caminar sin rumbo. Caminó y caminó hasta caer rendido sobre las chilcas polvorientas.

Nunca le había pasado eso, nunca se había rebelado; siempre había pensado que su vida era así y punto .Se sentía confundido, el pecho oprimido le provocaba sofocación .Su vida empezó a pasar como imágenes de una película monótona, muy monótona donde siempre se veía en un carro, yendo o viniendo cargado de cartones, trastos viejos, plásticos, etc.

Después de un rato su respiración se había acompasado, sus pensamientos estaban más claros. Entonces se levantó y se dirigió hacia el caballo, lo acarició y éste  respondió con una mirada lánguida y envolvente .El hombre se estremeció, nunca nadie lo había observado así. Acariciándole las crines dio un salto y montó. El animal comenzó a andar con un trote lento pero seguro, al salir del caserío el Ruperto miró para ambos lados, para uno tenía la ciudad y su basura, para el opuesto se veía un sendero que conducía hacia unos viñedos, enfiló para ese lugar, el olor a uva se sentía desde lejos, el sol empezaba a quemar y los racimos ya maduros , estaban morados a punto para cosechar. El binomio hombre-bestia se alejaba dejando marcado un camino estrecho y profundo en el mediodía estival.