lunes, 25 de enero de 2021

Tus huellas de la poetisa uruguaya Yanni Tugores.

 

                                       Yanni Mara Tugores Tajada

Nació en Montevideo el 8 de mayo de 1957. Actualmente reside en la ciudad de La Paz-Canelones-Uruguay. Ha obtenido más de 150 premios en concursos nacionales e internacionales. Forma parte de varios grupos literarios y posee varios nombramientos dentro y fuera de fronteras. Ha participado en más de 200 Antologías dentro y fuera del país. Algunos de sus poemas y cuentos fueron publicados en diferentes diarios y revistas tanto en Uruguay como en el extranjero y varios de sus poemas han sido musicalizados y traducidos al portugués, italiano y rumano. Maneja su propio espacio cultural “Esquina Cultural La Paz” en la ciudad de La Paz-Canelones. Además de sus premios literarios, recibe varios reconocimientos por su gestión cultural. Ha sido jurado en varios concursos literarios y prologado y presentado libros de autores nacionales. Tiene publicados 11 libros.

 

Tus huellas


¡Tristes huellas dejó tu lejanía!

Como pasos perdidos en la nieve,

mientras yo caminaba suave y leve

Tú lo hacías con áspera ironía.

 

Qué tristeza y dolor, ¡cuánto dolía!

Nuestra historia de amor fue dura y breve,

se derrite la nieve cuando llueve

y fue así que murió mi fantasía.

 

Al creer que tus pasos se quedaban

caminando en mi casa y en mi vida

te alejaste de mí sin dejar nada.

 

Ni mi voz ni mi súplica alcanzaban

observé sobre nieve derretida

dulces rastros de amor en tu pisada.

 

De mi libro “Prisión y versos”




No detengas

 

No detengas

tu marea de lenguas y de manos.

Traspasa mi desierto

abanica mis aires calientes

con ráfagas de sueños.

No detengas

a tus labios recuerdos de olvidos

rencorosos alientos

en mi rostro ya no hay los colores

que pensé siempre eternos.

No detengas

el consuelo en la sangre que corre

engañosos recuerdos

ni la lluvia

la noche o la espuma

que se quede un momento.

No detengas

tu marea de lenguas y de manos

ni en tu piel el arreglo

que le hiciste al compás de mi música

poco antes del concierto.

No detengas

el crujir de esa carne sabrosa

con todo su aderezo

ni el tal vez

ni el por qué

ni el mañana

pues si te detienes…

Se detendrán mis versos.

 

De mi libro “Otro grito en mi garganta”





Otoño

 ¡Ah, otoño!

Otoño, fiel amigo de mis días
cómplice arrullo de tus gotas 
en el devenir de las horas.
Olor a tierra mojada,
café con leche y tortas fritas.
¡Ah, otoño!
Quién pudiera atesorar tus horas
en el lecho del amante,
en la cocina de la abuela,
en el cuaderno mojado 
en las astillas de la hoguera. 
¡Ah, otoño!
Soy tu hija,
tu más fiel amante,
de una primera semana de mayo
cuando aquí, en mi país,
los árboles dejan su cetrino color
y ganan los gualdos, pardos y castaños.
¡Ah, otoño!
Nací bajo tu luna
y si he de morir un día
quiero que sea justo allí
donde habitas tú.
Donde dejas tu savia dormida
y los pájaros se acunan 
en las escasas hojas de los árboles.
¡Ah, otoño!
Sé que un día,
el frío entumecerá tus sueños
y morirás.
No importa, 
no derrames tus lágrimas.
Es solo un ciclo,
como la vida misma.
Eres un puente de mil colores.
Difícil de cruzar
pero todos, inexorablemente,
llegamos hasta ti, hasta él. 
Cruzamos entre tornasoles 
luces y sombras.
Y un día, sin que lo esperes.
¡Ah, otoño!
El sol bañará tu vida
entibiará tus ramas
y volverán los pájaros
en la hermana primavera.
Pero ella también será vencida
por el estío y la sal.
¡Ah, otoño!
¡Cómo te entiendo ahora!
Has llegado hasta mí,
y si nací bajo tu luna
bajo tu luna 
he de morir.

 

De mi libro “Raíces”





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